domingo, 23 de octubre de 2011

DT Luis Cesar Sampedro.

Acaba una jornada y comienza la siguiente, así es este negocio. Cada partido lo hayas ganado o no, deja una enseñanza porque en el fondo, no deja de ser un ensayo, y como tal una demostración y una comprobación de las limitaciones y de los logros de tu equipo y de tus futbolistas en confrontación con el oponente. Aunque parezca mentira, cada partido no es uno más en esa cadena ininterrumpida que es la confrontación competitiva, tiene su sello particular y ofrece un sinfín de datos que habrá que detectar, cotejar y asimilar para después corregirlos o mantenerlos si han conducido al éxito. Un partido no es el final de esa cadena que comienza el lunes o martes y termina cuando el árbitro da por concluido el encuentro, aunque dirigentes, aficionados y periodistas piensen la mayoría de las veces lo contrario. Por eso rompen la cadena con demasiada asiduidad, una asiduidad que dicta cada año, que en el 85% de los casos, el cambio de entrenador es un error, da igual, cuando termina lo reconocen a escondidas, eso sí, la temporada siguiente lo vuelven a repetir y así sucesivamente.

Dicho lo anterior, quiero hacer hincapié sobre la posible indiferencia con que a veces se acogen resultados de algunos partidos, se escuchan términos de: no hay que preocuparse, hay que pensar en el próximo partido, o la liga continúa . Topicazos fácilmente vendibles por repetitivos pero válidos de por vida para los que no entienden y sencillamente digeribles para ellos. Si se pretende con estas afirmaciones limar las asperezas de una derrota, recuperar el ánimo decaído de unos jugadores, nos parece bien. Siempre y cuando lo que haya sucedido en ese partido nos suministre material abundante para la reflexión y las conclusiones positivas. Si por el contrario, lo que se afirma de esta manera obedece a una postura preconcebida de restarle importancia a lo que vaya sucediendo, para evitar el esfuerzo de pensar o la actitud humilde de rectificar a tiempo, me parece un error mayúsculo y de consecuencias negativas para el equipo.

Porcentualmente, el partido es un reflejo de las realidades, y si la imagen que nos ha devuelto nuestro equipo no nos convence, lo peor es negar la evidencia de lo que hemos demostrado. Las experiencias acumuladas a lo largo de un partido no tienen precio, son impensables, como en cada entrenamiento. Competir suministra momentos y contenidos excepcionales para la teoría y práctica del entrenamiento, nuestra obligación es detectarlo y subsanarlo debidamente con el remedio más eficaz y evidentemente , que se cumpla en el campo de entrenamiento, que será el momento de juego con las realidades propias de la competición en cuanto a espacio, tiempo y oposición.

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